Ordenar la biblioteca, responder mails, acomodar tu ropa, dar otra vuelta por las redes sociales, limpiar la computadora, llamar a un amigo que hace tiempo no ves…
¿Te ha pasado que justo en el mismísimo momento -¡oh casualidad!- de sentarte a estudiar, un sinfín de “urgencias” aparecen para llamar tu atención?
¿De dónde provienen estas “urgencias” que te alejan de tu tarea? Reconocer la procrastinación puede hacerte superar estas distracciones que retrasan la concreción de tus metas de aprendizaje.
¿Cuántas veces estás por iniciar alguna actividad y de repente te encuentras viendo memes y riendo a carcajadas sin saber realmente cuándo es que decidiste postergar la tarea?
Según el Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid, la procrastinación es la acción o hábito de retrasar actividades o situaciones que deben atenderse, sustituyéndolas por otras situaciones más irrelevantes o agradables.
Para comprender de dónde proviene esta improvisación es preciso hablar de una batalla que se da al interior de nuestros cerebros, y cuyos protagonistas son el sistema límbico y el prefrontal.
Según Psyciencia, sitio especializado en psicología y neurociencias, cuando el sistema límbico se impone actúa postergando la acción planificada y reemplazándola por la acción de gratificación inmediata.
La procrastinación académica (PA) aparece cuando aplazas el inicio de una actividad académica (tareas, lecturas, parciales, monografías, preparación para exámenes, etc.) hasta último momento o incluso de manera indefinida. Esta tendencia a procrastinar no te pasa solo a ti y es mucho más común de lo que crees.
Diversos estudios estiman que entre el 50% y el 95% de los estudiantes universitarios participan en la procrastinación. Fuente: Elsevier
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Un estudio meta-analítico referido a la resiliencia y procrastinación académica, llevado adelante por la Universidad de Costa Rica, concluyó que existe una asociación negativa entre procrastinación y rendimiento académico. Esto juega un papel decisivo a la hora de analizar la deserción estudiantil.
Estos estudios suman a la idea de que para lograr metas de aprendizaje eficiente, no siempre alcanza con la inteligencia, la comprensión de contenido específico o la habilidad para resolver problemas. Por lo que, en ocasiones, el dominio de tu motivación, tu actitud o tus habilidades autorregulatorias se tornan claves para que tengas éxito académico.
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Si te encuentras entre quienes afirman que bajo presión o resolviendo a último momento funcionan mejor, sientes que nunca terminas los pendientes o te distraes con mucha facilidad: Pregúntate si no estás procrastinando.
Si la respuesta es sí, ¡a no desesperar! Lo que tienes que hacer es adquirir algunos nuevos hábitos que te ayuden a encarar y transitar con mayor organización tus estudios. Aquí van algunos consejos para que tengas en cuenta:
La PA se concibe como un efecto negativo de la mala administración del tiempo y la falta de autorregulación presentes en relación con aquellas tareas que resultan aversivas. Fuente: Revista Cultura
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La procrastinación puede ser un gran enemigo a la hora de emprender estudios formales que requieren cumplir con metas y objetivos. Sin embargo, no es una conducta inmutable.
La puesta en marcha de estrategias de aprendizaje efectivas implica desplegar actitudes, habilidades y comportamientos que aunque no se miden con calificaciones y puntajes constituyen, indudablemente, herramientas a favor de un mejor rendimiento académico.
Si te consideras una persona procrastinadora no dejes que la frustración se apodere de tu estado de ánimo. Lo que tienes por delante es ni más ni menos que un reto de superación personal y profesional. ¡Manos a la obra y buena suerte!
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