Sin dudas, en la actualidad, la información se encuentra en el corazón de nuestra vida cotidiana. La enorme cantidad de datos que te atraviesan a diario hacen que, simplemente, sea imposible recordarlo todo.
Al mismo tiempo, que acumules información no se traduce de manera directa en tu conocimiento. Es necesario que puedas analizar y comprender aquello que lees y estudias.
Entonces, ¿quieres saber cuál es la forma más efectiva para estudiar?
Memoria sí, pero ¿cuándo y para qué?
La memoria ocupa un lugar importante cuando estudias algo ya que siempre es preciso retener algún tipo de información. Es por esto que, para estudiar, necesitarás pasar por tres procesos implicados en la memoria:
#1- Codificación. Te permite transformar la información que recibes de modo que pueda ser almacenada. Esto sucede gracias a la asociación de la nueva información con la ya existente (recuerdos, imágenes, sonidos).
#2- Almacenaje. Es el proceso “real” de almacenaje, es decir, la parte en la que tu cerebro guarda la información.
#3- Recuperación. Es el proceso que permite extraer de la memoria la información e invertir el proceso de la codificación.
Si la memoria no tuviese la capacidad de codificar, almacenar y recuperar la información, no se hubieran hecho avances científicos. Fuente: Eumed.net
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Por otro lado, hasta hace algunos años atrás, la memorización ocupaba un lugar privilegiado en los ámbitos de estudio, al punto de que la idea de acumulación de información se asociaba con el saber.
A partir de la posibilidad de conservar en memorias externas, discos extraíbles, pendrive y discos en la nube miles de millones de bytes, mega, gigas, etc., de información, esta mirada sobre la capacidad de memorizar fue perdiendo su lugar privilegiado.
Si bien no es posible aprender algo sin la asistencia de nuestra memoria, si haces de la memorización tu técnica exclusiva de estudio te encontrarás frente a un límite en tu capacidad de aprender.
Estudiar y razonar
Por más perfecta que sea, la memorización no te enseña a razonar, es decir, a utilizar las ideas y los saberes que vas adquiriendo. Por eso, memorizar se asocia con la idea de retener información, pero “sin digerirlas”, sin comprender realmente su sentido.
Por el contrario, comparar, defender, discutir, avalar o refutar ideas son algunas de las formas que te permitirán estudiar razonando y ejercitando el pensamiento crítico y reflexivo, tan esencial para el desarrollo y progreso de las personas y las sociedades.
Además, cuando estudias y razonas, mejoras tu capacidad para expresar ideas, para pensar y solucionar problemas con mayor rapidez y eficiencia, para elaborar propuestas de trabajo originales y diferentes, y para evaluar argumentos propios y ajenos.
¿Cuáles son las ventajas y desventajas de estas dos técnicas de estudio?
Fuente: Mentes Liberadas
Finalmente, el pensamiento razonado te permite valorar tu propio aprendizaje y entenderlo como un proceso indefinido, que no termina con un curso, el aula o un espacio de estudio, sino que está vinculado con tu vida y contexto diario.
¿Cómo estudiar y razonar de manera creativa?
Existen técnicas de estudio que favorecen el aprendizaje creativo y el desarrollo del pensamiento analítico, crítico y reflexivo que te pueden ayudar a mejorar y potenciar tu aprendizaje.
Aquí van una serie de consejos de Web del Maestro para que tengas a mano a la hora de estudiar:
- Toma nota y haz tu propio resumen. Tomar nota manualmente mejora tu capacidad de comprender y retener ideas.
- Es importante que hagas pausas cuando estudias ya que el cerebro es un músculo y se fatiga, por lo que necesita descansar.
- Si estudias más de una asignatura, tema o materia es aconsejable que vayas alternando asignaturas. Contrario a lo que se cree, este ejercicio favorece la concentración y la comprensión.
Estudios psicológicos e investigaciones afirman que tomar nota a mano hace que sea más sencillo memorizar e interiorizar conocimientos. Fuente: Universia.net
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Asumir el desafío
La ventaja de estudiar y razonar por sobre la memorización es que para comprender un tema tienes que analizarlo una y otra vez. Este ejercicio, por sí mismo, te ayuda a memorizar palabras, términos y conceptos sin caer en la repetición.
Sin embargo, lo más importante es que cuando comprendes un tema analizándolo y razonando, no importa si te olvidas de una palabra exacta porque al haber entendido el significado de lo que estudias, no te será difícil encontrar un sinónimo o explicarlo con tus propias palabras.
Finalmente, razonar y analizar los temas te conecta verdaderamente con lo que estás aprendiendo porque te permite conocer los conceptos y elementos centrales y sus múltiples relaciones. Al aprender de esta manera puedes relacionar un tema con otro y desarrollar un pensamiento complejo.
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