A nivel mundial, existen estándares de evaluación que puntúan y califican los saberes y conocimientos adquiridos. Sin embargo, ¿sabías que una mente genial se entrena más allá de las calificaciones que tengas? Si quieres puedes adoptar los hábitos de las mentes geniales. Déjanos contarte cómo.
Muchos de los grandes genios que hoy lees, fueron considerados en su infancia malos alumnos, con problemas de conducta o se ha sospechado que podían tener problemas cognitivos. A Thomas Alba Edison, incluso, lo calificaban como “poco inteligente” y podemos afirmar que fue un genio de su época.
La prestigiosa Universidad de Yale dicta, hoy en día, un “curso de genialidad” al mando del profesor Craig Wright. Ahora bien, ¿es posible enseñar la genialidad? ¿O contagiarla? Hasta el momento lo que se sabe es que sí existen distintos hábitos y características que quienes son considerados genios tienen en común y conocerlas te permitirá aprovechar tu mentalidad al máximo.
¿Es posible aplicar una fórmula matemática para medir algo tan intangible como la genialidad? Pues para este profesor sí lo es, e incluso la ha desarrollado:
G = S + N + D |
En esta original formula, según Wright la genialidad (G) es igual a cuán significativo (S) es su impacto o cambio, multiplicado por el número (N) de personas impactadas y por su duración (D) en el tiempo. Partiendo de esa ecuación encontramos una gran diferencia con la definición de “genio” de la RAE, la cual lo define como la “capacidad mental extraordinaria para crear o inventar cosas nuevas y admirables”, sin tomar en cuenta el impacto que tiene en la gente ni por cuanto tiempo.
A Charles Darwin le iba pésimo en el colegio y no sentía la mínima atracción por aprender. Fuente: Cultura Colectiva.
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Según Wright, el coeficiente intelectual está sobrevalorado, es decir, que no necesariamente debes tener un coeficiente intelectual por encima del promedio para entrar en el juego. Alejado de esta concepción de IQ, él nos da una serie de hábitos o rasgos en común de la personalidad de los genios:
1. Ética de trabajo
La definición de genialidad varía según "a quién le preguntes y cuándo", reconoce Wright.. Fuente: BBC
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Por supuesto que la respuesta es no. No es necesario llegar a este extremo para cumplir con una vida profesional satisfactoria. De hecho, muchas veces vemos que aquellos genios pueden no tener vidas tan felices y equilibradas, son personas muy ambiciosas que se ponen mucha presión a sí mismos y, a veces, a otros. Se pueden volver muy demandantes con los demás y subestimarlos.
Por último, y algo que debes saber es que no importa tu coeficiente intelectual, ni tu genialidad. Si no haces lo que realmente te apasiona, nada tendrá sentido alguno, serás lo que debas ser, o serás nada. Si te esfuerzas y te enfocas en tus metas, no tendrás límite para el éxito, eso te lo aseguramos.
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